jueves, 9 de septiembre de 2010

Noches


La pluma negra de un cuervo entró por mi ventana aquel día, y eso, según lo que esta vida me ha enseñado, no es un muy buen augurio que digamos.


Efectivamente, con esa maldita pluma negra comenzó lo que yo suelo llamar hoy, veinte años después, el día más triste, patético y miserable de toda mi puta existencia humana.

Desde pequeño siempre he sido raro, por decirlo de alguna forma, siempre detesté aquello que a todos agradaba, siempre fui tímido y solitario, y según mis padres todo eso empeoró desde el día en que lo conocí a él.


Diego es el nombre de aquel que mueve mis sueños, Diego es aquel que me transformó en lo qe soy ahora.

Recuerdo muy bien el día en que nos conocimos. Él estaba sentado en la calle, mirando hacia mi ventana y apenas lo ví, sentí algo extraño en mi interior y supe que el y yo íbamos a estar juntos que de alguna u otra manera nuestras vidas iban a cruzarse y efectivamente así fue.

Aquel hombre misterioso y perfecto que me miraba todas las tardes desde la calle terminó enamorándome y cambió totalmente mi vida , me volví loco por él, hice cosas que jamás hubiese hecho por nadie, ni por una mujer.

Ya mencioné el día más triste, patético y miserable de toda mi puta existencia y ese día se lo debo a él.


¿Quieres saber qué ocurrió?

Algo muy simple y también muy complejo, algo malo aquí y bueno en otros lugares del universo, algo sádico pero romántico, algo asqueroso y exquisito a la vez... Talvez estoy exagerando un poco mi respuesta... Bueno, solo me convertí en un asesino, en el monstruo que todos creen que soy ahora, me convertí en un alma desertora que se cansó de buscar y mendigar el amor de un hombre , en un maricón de mierda como me ha dicho mi padre tantas veces.


¿Quieres saber a quién asesiné?

Tal vez ya debes intuirlo pero aún así te lo diré. Aquel día, o mejor dicho, aquella noche infernal asesiné a mi amigo, mi hermano, mi amante y mi asesino... Y digo mi asesino no porque él me haya matado, bueno talvez no fisicamente, pero después de que me permitiera asesinarlo, él, con su muerte, me asesinó a mi también, asesinó mi alma, asesinó mi espíritu, asesinó mi escencia,que no era nada sin él.


¿Quieres saber por qué lo hice?

La verdad es que ni yo mismo lo sé, pudieron ser muchas cosas. Pudieron ser los celos, pudo ser el viento, pudo ser el excesivo y en fermizo amor que sentía por él, pudo ser el frío, pudo ser la lluvia o pudo ser el temor que sentía a perderlo algún día, mi egoísmo, mi temor a la soledad.

Pudo ser sólo un sueño o más bien una pesadilla.

Puede ser que ahora mismo, en este instante, vuelvo atener diescisiete años y soy un joven tímido y solitario que se está enamorando de un hombre misterioso y perfecto llamado Diego.

Puede ser que ahora mismo estoy dormido, pronto a despertar para encontrarme con una pluma negra de cuervo entrando por mi ventana.

jueves, 22 de octubre de 2009

La nada

Un viento frio de invierno congelaba mis dedos palpitantes cuando tome una de las tantas rosas blancas que espiraban ese amargo perfume que cortaba mi respiración, que punzaba como una espina mis gélidas manos, mi gélido corazón.
Así es como logro recordar los días oscuros en que te visitaba a diario, en los que permanecía horas mirando tu lecho de muerte, sufriendo tu agonía, disfrutando de cada uno de los últimos minutos de tu compañía. Tanto tiempo transcurrió así mi vida junto a ti que llegue a olvidar que te amaba, que llegue a olvidar quien eras.
Ahora que mi compañía es solo esta tumba, este epitafio, te recuerdo mas que nunca, te amo mas que nunca y quiero mas que nunca olvidar quien eres y que hago pasando las frías noches de invierno acostado en un cementerio llorando sonrisas que alguna vez me regalaste, odiándote por dejarme.
Una vez mas estoy rondando por sitios oscuros que me aterrorizan, escucho el clamor de cientos de personas a las que no logro reconocer pues sus rostros están totalmente destrozados, podridos, con trozos de piel desprendiéndose y miles de gusanos que salen de sus cuencas vacías , tan oscuras que parecen devorarme el alma.
Corro, y corro hasta hacer explotar mis pies, me arrastro hasta destrozar mis rodillas pero no logro escapar, tengo miedo, quiero morir pero a la vez me
asusta demasiado, siempre he sido temeroso de las nuevas experiencias, temeroso de no saber lo que sucede después de morir, talvez te encuentre en otro mundo, talvez este solo, tal vez me vaya al infierno, tal vez no pase absolutamente nada y todo lo que nos han enseñado alguna vez sobre el bien y el mal sea una farsa, tal vez no muera, tal vez naceré otra vez en otro cuerpo, en otra alma. Tantas posibilidades para una sola opción, tantos sentimientos son los que embargan este cuerpo herido y cansado de estar tan solo, cansado de esperar que algo suceda, cansado de existir.
He llegado a la conclusión de que necesito un cambio de alma, un cambio de piel.
Talvez le pregunte a estas personas podridas que siempre aparecen en mis sueños lo que debo hacer para cambiar en algo mi putrefacta existencia, para hacerla algo mas emocionante para dejar de estar tan solo para dejar de recordarte cada segundo, para dejar de extrañarte tanto mi maldito amor…
Te odio… así es como me siento en este preciso momento.
Te amo… es lo que sentiré cuando te vea cruzar mi puerta.
Te necesito… es lo que te diré cuando me beses.
No me dejas solo nunca más… pensare y te mirare tan profundamente que escucharas mi pensamiento y me dirás: perdóname.
Yo te diré que si, te perdono… como siempre.
Y luego todo comienza otra vez, me doy cuenta de que en realidad tu nunca más cruzaras mi puerta de que nunca mas volveré a ver tu perfecto y blanco rostro
otra vez. Ahí es cuando me desmorono, ahí es cuando enloquezco y lo único que escucho son mis sollozos gritando que vuelvas que te amo y que quiero desintegrarme en mil pedazos para ser llevado por el viento frio de invierno a un lugar infinito en el que nada exista y todo sea solo un mal sueño, para encontrarnos en alguna estrella, solo para mirarte por última vez a los ojos y poder dejarte ir en paz………..